23 de julio de 2025

Ética en la traducción jurídica: más allá de las palabras

Introducción

Cuando pensamos en traducción jurídica, solemos enfocarnos en la precisión terminológica, la fidelidad al texto original y el dominio de los sistemas legales involucrados. Sin embargo, hay un aspecto fundamental que rara vez se discute en profundidad: la ética profesional. En esta entrada abordamos solo algunas de las situaciones reales en las que el traductor o traductora jurídica debe tomar decisiones éticas que pueden tener implicancias legales, personales y profesionales.

1. ¿Y si el cliente quiere “modificar un poco el original”?

Una de las solicitudes más delicadas:
“¿Podrías cambiar esta fecha para que coincida con mi pasaporte?”
“Solo necesito que en la traducción diga que somos casados, aunque el certificado aún no lo actualiza…”

Como traductor jurídico, tu labor no es acomodar el texto al deseo del cliente, sino reflejar fielmente el contenido del documento original. Cualquier alteración compromete tu responsabilidad profesional y puede tener consecuencias legales. La respuesta ética es clara: no se modifica el original, jamás.

Es importante siempre dejarle esto en claro al cliente. Como perito traductor, me he enfrentado muchas veces a clientes tercos que buscan modificar “solo una cosilla” que incluso podría significar secuestro de menores (por ejemplo, si te piden modificar una fecha o lugar en una autorización para salir del país de un menor).

2. Cuando el documento parece falsificado

A veces notarás que un documento presenta inconsistencias evidentes: sellos duplicados, firmas sospechosas, formatos alterados. En estos casos, tu deber no es actuar como perito caligráfico o investigador, pero sí puedes negarte a certificar una traducción si consideras que el documento carece de validez o autenticidad. Más aún si tu firma y timbre pueden legitimar involuntariamente un fraude.

Por otra parte, es importante siempre tener en mente que, como traductores, solo podemos certificar la traducción, mas no el contenido del documento. Si no te das cuenta de que un documento es falso, tu responsabilidad no debería verse perjudicada si es que dejas en claro este punto.

3. Contenido con el que no estás de acuerdo (¿y ahora?)

Puede que te toque traducir documentos vinculados a causas penales, violencia de género, procesos migratorios cuestionables o decisiones judiciales que contradicen tus valores personales. En estos casos, es fundamental recordar que tu rol es técnico, lingüístico y totalmente imparcial. Pero si el contenido atenta directamente contra tu integridad personal o profesional y no deseas involucrarte, puedes optar por rechazar el encargo justificadamente.

4. Traducciones automáticas: ¿puedo firmarlas?

Cada vez más clientes envían documentos “traducidos por IA” y solicitan que el traductor los revise y certifique. ¿Es ético hacerlo?

Solo si has revisado cada palabra, término y estructura, y asumes la traducción como propia. Certificar sin revisión exhaustiva es equivalente a firmar un texto que no tradujiste tú, y eso compromete tu credibilidad y la confianza del sistema judicial.

En este aspecto, es importante señalar que las revisiones deben cobrarse igual o incluso más caras que una traducción, ya que no eres tú quien está haciendo el traspaso de información de un idioma a otro y tendrás que revisar término por término en el original y meta para poder validar esa traducción. Es un trabajo enorme que no siempre es considerado así por el cliente.

5. La confidencialidad no es opcional

Los documentos jurídicos suelen contener datos personales sensibles, estrategias legales o información reservada. La confidencialidad no es un detalle menor: es una obligación ética y profesional. Incluso si el caso es mediático o el cliente es conocido, nunca se deben divulgar contenidos, nombres o detalles fuera del contexto profesional.

Esto es especialmente importante a la hora de utilizar herramientas de traducción automática o inteligencia artificial. Verifica si las herramientas cumplen con los estándares de confidencialidad y ética, además de verificar siempre que cualquier tipo de información ingresada está siendo cifrada y protegida.

6. Presión de tiempo y dinero: enemigos de la ética

Aceptar trabajos urgentes, mal pagados o con condiciones poco claras puede llevarte a tomar atajos, usar herramientas sin revisión o entregar textos con errores. La ética también se manifiesta en saber decir:

“No puedo asumir este encargo en estas condiciones.”

Ser profesional implica conocer tus límites. No dejes que por un apuro, tu reputación profesional se vaya al suelo.

Conclusión

La ética en la traducción jurídica no está escrita en un manual, pero se refleja en cada decisión que tomamos. Traducimos palabras, sí, pero también sostenemos la confianza del sistema legal y de las personas que dependen de nuestra labor. La ética no es un accesorio: es el cimiento de una práctica profesional responsable.